Un líder desde el alma

CARLOS GRIMALDI, Vicepresidente de Medanito.

Una vieja frase que leí hace mucho tiempo en la columna de Piolín de Macramé (Dr. Florencio Escardó) en La Nación decía: «Un especialista es alguien que sabe mucho de muy poco, y sigue estudiando hasta que sabe casi todo de casi nada».

UN LÍDER DESDE EL ALMA

Eso que el irónico y genial médico/escritor dedicó a sus colegas, me iluminó en la vida empresaria mostrándome que esta exigente y fascinante ocupación, no debe ser objeto de exclusión de todas las otras cosas que la vida ofrece para hacernos plenos y dignos de los dones y talentos que hemos recibido. La sangre italiana que corre por mis venas, con su herencia cultural, bullanguera, exagerada, afectiva y familiera es una marca de fábrica que condiciona mi vida privada, que hoy ha alcanzado las bodas de oro en lo matrimonial, y dos hijos y cuatro nietos en lo familiar. Ese es un aspecto de la vida, cuyo descuido puebla los consultorios de psicólogos y psicoanalistas. Habiendo mencionado la familia en primer lugar, sigo con el cuerpo, que es el hardware que nos acompañará hasta nuestra tumba, siendo esto lo único en este mundo que nos es propio. En esa línea de pensamiento, he practicado deporte toda mi vida, habiendo logrado un cierto grado de razonable performance en natación, squash y ahora, ya más crecidito, en tenis. Le llega el turno al intelecto. Ese es el software. Acá el tema ya no es tan sencillo y la única receta es que no hay ninguna receta. En mi caso particular, la actividad intelectual la ejerzo estudiando (acabo de regresar de un simposio intensivo en Stanford), y leyendo mucho, todo lo que puedo, sobre temas que por razones de profilaxis mental, son de índole muy diversa a mi actividad empresarial. Salvo best sellers, todo . Y siendo el hombre un ser gregario por naturaleza, no puedo dejar de mencionar la actividad social, que en especial los argentinos ejercemos en profusión, preferentemente frente a un plato y a una copa. En mi caso, habiendo logrado conservar mi residencia sin cambio de zona a lo largo de la vida, tengo el privilegio de frecuentar entre otros, con mis amigos de la infancia, de la primaria y la secundaria. El enriquecimiento cultural lo busco a través de mis dos hobbies preferidos. La ópera y los viajes. Para el espíritu, que dejo para el final, solo puedo decir que cuando mis pensamientos me llevan a oscuros callejones, recordándome que no estamos en este mundo para ver quien junta más porotos, me refugio en la religión, espacio que el hombre moderno parece haber eliminado de su agenda.

Este artículo podrá encontrarlo en la página 10 de la Revista Calidad Empresaria Edición N° 80.

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